domingo, noviembre 26, 2006

Orden y Caos

Mi hija jugaba en el arenero. Me encontré mirándola, callado, mientras ella cavaba en la arena. Mientras pisaba con entusiasmo buscando dejar una huella para luego borrarla y hacerlo una vez más.
Primero no entendí. Pero luego vi que, probablemente, ese lugar tenía una cantidad de granos de arena que superaba con creces a la cantidad de personas que son o serán algo importante en su vida. El arenero era un universo. Uno donde ella podía, por un rato, ser una Diosa. Ordenarlo y desordenarlo. Hacerlo y destruirlo, para luego abandonarlo.
¿Será eso lo que nos ha pasado?