Hoy entiendo porque me resulta tan reconfortante y decepcionante la fantasía.
Es porque en ella uno pueda salirse del guión del mundo. Uno puede ser un buen padre, matar a su padre. Acostarse con su cuñada... y con su novia también. Arrancarse los ojos para verlos volver a crecer.
El mundo y su incredulidad tienen un seguro contra esa fantasía. Es el ruido atronador de millones de voces.
Dicen que hay como cien millones de blogs.
Así que mis palabras, como los momentos de la vida de Roy Batty, se perderán como lágrimas en la lluvia.
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