miércoles, julio 30, 2008

La ley de trabajo y el orden de los valores

Hace unos meses discutí con uno de mis empleados porque el tipo había hecho una macana. Se me ocurrió entonces apercibirlo que era la sanción más leve que me permite la ley de trabajo, pero este muchacho juzgó excesivo mi gesto y se estuvo peleando conmigo epistolarmente por algunas semanas.
Al final ni el quería quedarse sin trabajo ni yo tengo en mi presupuesto el dinero para indemnizarlo y despedirlo sin tener que litigar así que permanecemos en una tensa calma.
Esa tensión me ha obligado a mirar con mucha más atención las reglas que rigen el vínculo laboral.
Hace dos días, la pobre madre de mi dependiente fallleció. Esta situación hizo que, por primera vez, buscara en la ley de trabajo la cantidad de días de ausencia remunerada estipulados para la funesta ocasión y me encontré con esto:
e) tres días corridos, uno de ellos hábil, por fallecimiento de padres, cónyuge o hijos;
f) dos días, uno de ellos hábil, por fallecimiento de hermanos o nietos;
g) un día hábil por fallecimiento de padres políticos, hermanos políticos, hijos políticos, tíos directos (hermano de padre o madre) y abuelos;

Una especie de tarifario de la muerte en función de la cercanía del muerto.
Pero entonces vi algo más sorprendente :
d) dos días corridos por nacimiento de hijo, uno de los cuales deberá ser hábil;

De ello se desprende que, medida en jornales, vale más una muerte que un nacimiento.
Dejando de lado la idea de que para el empleado argentino es más negocio enterrar a su madre que tener un hijo, no deja de sorprenderme la singular representación de valores que refleja nuestra legislación laboral. Una representación que pone un paso adelante al acontecimiento de la muerte en detrimento de la vida.
Tal vez, es en los rincones de las reglas que no miramos es dónde, como género, más sinceros somos. De ser así, entonces, yo no debiera estar tan asombrado.



Marcos Vicente

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3 comments:

MaxD dijo...

Ojo que siempre hay algún cuervo con ganas de sacarte unos mangos vía dependiente.

Respecto al tarifario, alguna vez vi el que corresponde por accidentes de trabajo y es impresionante también.

Sobre los días te podría chicanear con cuántos te darías a vos mismo. Cecilia experimentó la imposibilidad de tomarse los 3 meses de maternidad sin dejar el estudio a la deriva. Todo tiene sus pro y sus contras

Marcos dijo...

@Maxd
1)Me gusta mas llamarlos "aves negras" y he tenido algunos avistamientos
2)La última vez no me dí ni un día porque mi padre no me avisó que mi abuela había fallecido. De hecho no sé dónde la han sepultado, cremado o lo que fuere... Pero mi vida no es un ejemplo útil.
De todos modos mi asombro reside en la mensura en días de cada acontecimiento.
3)Presumo que Cecilia no es empleada de nadie. De todos modos, si tiene socios en el estudio, la ley de sociedades no ayuda tampoco a resolver estos asuntos...
4)Conectando las negras aves con la maternidad he pasado por la experiencia de tener una dependiente que, primero, me di cuenta de que estaba embarazada porque se descomponía y no me quería avisar porque tenía miedo de que la despidiera y luego cuando se dio cuenta de que no iba a ser así, dedicó la gestación a poner en peligro a su hija y acusarme de ser el responsable de tal atrocidad.
5)Quisiera ser un profesional independiente autónomo y huérfano.

MaxD dijo...

Clarísima tu postura. Solo te comento que Cecilia no tiene socios, no al menos en lo formal. Comparte el estudio (espacio) con otro colega, pero no la cubre mucho que digamos. Y sobre tu dependiente, me consta que hay gente confundida por todos lados, sean propietarios de medios de producción o proletarios, incluso algún que otro hijo de puta. Las aves negras se manejan en otra dimensión, eso les permite mimetizarse con el entorno y hacer cosas que otros seres terrenales nunca hubieran imaginado.