La primera vez que vi Alien, de Ridley Scott quedé fascinado. Fascinado por ese monstruo creado por Giger y por la belleza de Sigourney Weaver.
Siempre leí la pelicula y sus continuaciones como un recorrido por la maternidad frustrada de Ripley, el personaje de Weaver.
Nótese el peculiar modo de reproducción de la terrible criatura en cuestión, cuya especie comparte cartel con Sigourney en cuatro filmes.
Hace poco, mi hermano, me hizo notar que la fábula de Alien, así como también la de Apocalypse now, provenían del mismo sitio: “El corazón de las tinieblas”, de Joseph Conrad y un tiempo atrás el mismo libro se me había aparecido en el perfil de Ariel en Facebook.
Resultó entonces inevitable toparme con una edición de bolsillo recorriendo una librería de Villa Gesell.
Uno a veces, imagina la génesis de los libros, las películas o los discos que lo han impresionado. A veces, incluso, con este asunto de publicar cosas a destajo, aparecen libros con bocetos, DVDs o Cds con outtakes o demos.
En este caso, yo tuve –y luego perdí- un número de la revista española Totem en la que se mostraba mucho del arte conceptual de Alien, especialmente varios intentos de darle carnadura a la criatura que, Dan O´Bannon, el guionista, había imaginado.
No sólo había bocetos de Giger, quien fue el diseñador definitvo de la criatura, es más, había tantos dibujos que me preguntaba como se habían decidido.
Ahora que conozco la referencia de la inspiración de la obra de Conrad, imagino una respuesta. Imagino una mesa con Scott, O´Bannon y Giger; con los primeros tratando de transmitirle al tercero la dimensión del horror que buscaban. Supongo que O´Bannon leyó en voz alta este pasaje del libro:
“…vi el brazo extendido con autoridad, el movimiento de la mandíbula inferior, los ojos de esa aparición, su cabeza huesuda, que se sacudía grotescamente. Kurtz… Kurtz, en alemán, significa pequeño. El nombre era tan cierto como todo lo demás en su vida y su muerte. Parecía tener dos metros de altura. Cayó la manta que lo cubría y se vio su cuerpo enfermo y sin carnes, como el de una momia. Veía sus costillas. Era como la imagen animada de la muerte tallada en viejo marfil, agitando la mano amenazadora frente a una multitud de hombres de bronce oscuro y brillante. Abrió la boca y ganó un aspecto voraz, como si quisiera devorar todo el aire, la tierra, los hombres parados frente a sí…”
En ese momento, seguramente, Giger pensó en sus trabajos acerca del Necronomicón, aquel texto del que surgen tantas citas apócrifas en la obra de Lovecraft.
Decidió entonces ofrecer su pintura Necronom IV de 1976.
Ridley sonrió satisfecho.
2 comments:
No tenia registrada la conexion entre conrad y alien! Esto es nuevo para mi. Parece que habia varios hints; nostromo se llamaba la nave.
Curiosamente el finde pasado vi Body of Lies de Scott y me parecio malisima. Me la banque toda esperando a ver si venia el toque de genialidad, pero no llego. Es mas, en algun momento pense que quizas Scott fundio biela, tanta era la carga de cliches y lugares comunes y diseño de marquetín.
Mi viejo tenía esa misma revista Totem con ilustraciones de Giger. Seguro lo tendré en una de las cajas que tengo archivadas por ahí. Y sí, los relatos van repitiéndose con distintos contenidos... a medida que uno lee y observa, se va dando cuenta de muchas de estas cosas. Buen dato.
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