A veces pienso que todos nos ganamos el infierno cada tanto con nuestras pequeñas mezquindades.
Se me aparece la idea tras ver a un niño que pide limosna al que nada le doy. Se me aparece cuando veo gente durmiendo en la calle y sigo mi camino.
Se me aparece cuando leo trescientas respuestas a un aviso ofreciendo un empleo y debo desechar a doscientas noventa y nueve.
3 comments:
Muy reflexivo y muy cierto.
Yo me odio cuando me descubro esas pequeñas miserias...
Mejor pensar que el niño que pide limosna en realidad es explotado por sus padres borrachos y que si le damos dinero es peor... sobre la gente que duerme en la calle podría sorprenderte la cantidad que lo hace porque prefiere eso a ir a un hogar, claro que no sé cómo será el hogar y claro que también puede ser otro modo de autocompasión ...
Y los 300 son aquellos que honran la dignidad de solicitar trabajo, aunque sepan que solo uno lo conseguirá. Eso no debería hacerte sentir mezquino, menos en esta época.
tu reflexion me deja preocupado :/
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