sábado, noviembre 14, 2009

Hoy vi que la Pizzería Nápoles ya no funcionaba en la esquina de Villa Crespo que solía ocupar.
Solía visitar ese lugar en ocasiones tristes: Durante velatorios o incluso tras el entierro de la madre de un querido amigo.
Siempre estaban ahí, los mozos, cumpliendo con su papel en la rutina de la muerte.
Por un rato pensé que el orden de las cosas se había alterado y, quizás, al menos alguien se había vuelto inmortal.
Ahora sé la terrible verdad: No podían con el alquiler y se mudaron a un local mas pequeño.
La muerte sigue por ahí, como siempre.


Marcos Vicente

1 comments:

Euphoria dijo...

La muerte se muestra de maneras muy curiosas.