La chinche desovaba en la reja de mi casa. Justo a la altura de mis ojos. Cumplía su cometido replicando la especie.
Yo también cumplí con el mío y, ni bien terminó su tarea, la aplasté y jugué a las bolitas con su progenie.
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Una tortuga de espaldas en el desierto ardiente intenta, sin éxito, voltearse para no morir abrasada por el sol del mediodía... ¿Por qué no la ayudo?
La chinche desovaba en la reja de mi casa. Justo a la altura de mis ojos. Cumplía su cometido replicando la especie.
Yo también cumplí con el mío y, ni bien terminó su tarea, la aplasté y jugué a las bolitas con su progenie.
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Posted by Marcos at 1/29/2008 01:14:00 a. m.
6 comments:
Hola Marcos, te seguí desde el blog de Ariel. Y sin duda serás quien creo que sos. Ambos fuimos compañeros de secundaria con Ariel y alguna que otra vez nos cruzamos por ahí. Soy Demian. ¿Te acordás? Un abrazo
¿Esos bichos no son los que largan un olor insoportable cuando los reventás?
Esta Ud. en lo cierto. Se ve que es una persona documentada y no uno de esos hippies que se dedican al rock y a esas pseudociencias sociales.
Por momentos preferiría ser un rockero hippie de morral, boina y libro de Sartre debajo del brazo más que conocer de insectos, que no atrae a las miniiiitas.
No se rinda. Conserve Ud. ese corte de cabello varonil y su empleo.
De no ser así no podrá comprar mas discos de Hendrix ni quemar guitarras.
Jeje, el corte de cabello varonil lo mantengo por falta de otro... Ud, me conoció con un corte no tan corto... era joven y todavía soñaba con tocar como Hendrix y quemar guitarras. Y por supuesto que eso me traiga meneeeetas
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