Sr. Gabriel

Peter Gabriel, originalmente cargada por Juan Carlos Martins.

Empezó como un gesto de galantería. Yo no soy fanático de este señor al que le parecía propio disfrazarse de flor en sus recitales.
Debo decir que mis expectativas se limitaban a que mi compañera disfrutara de la velada, lo que, afortunadamente, sucedió.
En cuanto me aseguré de que el asunto era de su agrado, me pude dedicar a oficiar de espectador y, debo decir, que el episodio ha resultado, también para mí, memorable.
Estando poblada mi discoteca de Queen y Led Zeppelin, no había reparado con justicia en las dotes como cantante de Peter y, debo decir que, aunque se nota el esfuerzo que le lleva alcanzar algunas notas altas, lo logra con toda dignidad y consigue sostener las ejecuciones de sus canciones con un halo de belleza que algunos miles de personas podrán confirmar si se les consulta.
Nota aparte merece una banda que gira en torno de un virtuoso como Tony Levin, quien marca el pulso de un conjunto de excelsos ejecutantes que, literalmente, sacudió el estadio.
Luego de presenciar la ejecución en conjunto de estas personas, uno entiende, por qué Gabriel no participó de la reunión de Genesis hace un par de años.
No puede volver hacia atrás. No puede dejar este sendero. Este sendero que suena tan correcto.