No podía dormir así que, dándome por vencido, me levanté. Aún domingo, me levanté al alba. Fui al baño y vacié mis vísceras.
Imposibilitado de quedarme en la cama, con los ojos insoportablemente abiertos, bajé la escalera, tomé mi ejemplar de Los objetos nos llaman y me senté en el sillón.
Encendí la lámpara y comencé a leer, intentando abandonar las ideas que me quitan el sueño. Como me habían dicho, el libro me ayudó un poco.
Sin embargo algo me trajo de nuevo al mundo de lo real: un pequeño crujido en el silencio de la madrugada. El ruido que una bolsa plástica hace al ser estrujada.
Vi la bolsa de la librería sobre la mesa pero nadie estaba allí intentando robarme el otro libro que quedaba en su interior.
Continué con la vista sobre el libro pero ya no pude dejar de pensar en el sonido del plástico.
Un par de relatos más tarde, miré por encima de mi hombro y allí estaba. Evidentemente el libro de la bolsa no era de su interés pero mi lectura le parecía apetecible.
Observaba las páginas en silencio mientras yo las volteaba, ignorante de su presencia.
Intenté aplastarla pero la cucaracha saltó desde el respaldo del sillón hacia algún inaccesible para mis dimensiones y me vi obligado a suspender la persecución.
Páginas más tarde; tal vez pensando que la afrenta había sido olvidada, pero, sin dudas, con algo más de sentido común, cruzó la habitación por andando por el suelo.
Mi indignación no se había acabado así que, casi sin levantarme del sillón anteriormente invadido, le propiné un pisotón y un puntapié.
Y dejé su cuerpo insepulto a merced de las alimañas.
6 comments:
Un caso más de inseguridad, así no se puede ni leer un libro con insomnio.
Off topic: ¿Notaste que "marcosvicente" es un casi anagrama de "másconvincente"? (cosas absolutamente inútiles que se me ocurren un domingo al mediodía)
No lo había pensado, pero esto puede ser la piedra angular de una carrera en la política. Ya tengo el lema de la campaña.
estoy tan acostumbrada a las alimañas nocturnas...al principio luchaba contra ellas pero ahora las acepto como parte de mi hábitat... hasta le puse nombre a una araña que se niega a bajar de la pared.
Mi gato se hubiera entretenido con los restos de la cucaracha, del mismo modo que yo me entretuve con este post literario.
yo me muero les tengo fobia¡¡
saludos
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